Congreso de la ODCA, Ciudad de Panamá

La Habana, 4 de Mayo de 2011.

Distinguidos representantes:

Reciban ante todo un cordial saludo con nuestros votos por el éxito del cónclave que los reúne en la querida República de Panamá de los integrantes del Proyecto Demócrata Cubano.

A continuación algunas notas sobre los temas que ahora mismo son de la mayor importancia para el devenir del pueblo cubano, en sus esfuerzos por recuperar, pacíficamente, las libertades y la unidad en la diversidad de la nación de todos los cubanos.

El martes 19 concluyó el VI Congreso de los comunistas cubanos iniciado el día 16 del pasado mes de abril. Un desfile militar, precedido por una marcha popular, sirvió de disparo de salida a esta nueva carrera del gobierno autoritario cubano por preservar el control del poder político a cualquier precio. La primera parte de este congreso fue dedicada, casi en su totalidad, al tema de la actualización del modelo económico y social que se ha ido instrumentando en Cuba a partir del socialismo real, con sus altas y bajas, desde hace media centuria.

Ya en una carta dirigida a los comunistas del patio bajo el título: Manifiesto Cívico a los Comunistas Cubanos, de finales del pasado año, señalábamos algunos aspectos fundamentales que lastraban el intento de renovar el nombrado modelo. Esta carta surgió del análisis crítico del documento propuesto por las autoridades en el mes de noviembre de 2010 titulado: Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social por un grupo de miembros de la sociedad civil independiente.

Durante los trabajos de los mil delegados al congreso, divididos en cinco comisiones, fueron aprobados —como era de esperar— con algunas modificaciones, estos «Lineamientos de la Política Económica y Social» del Partido y la Revolución para los próximos cinco años. El tema económico primó en los análisis y las deliberaciones, los que fueron ampliamente divulgados por los medios informativos oficiales. En cuanto al político fue electo el nuevo Comité Central, el Secretariado, el Buró Político y el Secretario General, responsabilidad que asumió el actual presidente y general de ejército Raúl Castro Ruz. Como dato interesante y a propuesta del propio presidente se acordó limitar a cinco años, extensivos por solo cinco años más, el ejercicio de los principales cargos de dirección del estado. En un comentario público sobre esta desición el ex presidente Fidel Castro señaló que él había estado reflexionando alrededor de este asunto y le parecía acertada la misma. Solo hubo que esperar cincuenta y dos años para que descubrieran la importancia de esta praxis democrática. Nuestra organización, en un documento al congreso de la ODCA realizado en Santiago de Chile, en noviembre del 2006, había señalado: La ausencia de alternancia en el poder ha marcado un síndrome paralizante en la sociedad que se ha ejemplificado en los últimos meses con la enfermedad de Fidel Castro. El otro asunto es cómo y quién, o quiénes, van a proponer a los posibles sustitutos; una contradicción más a resolver por el régimen autoritario en su propósito de crearle una imagen democrática a la autocracia.

Ahora bien, no por limitadas las acciones previstas en los ‘Lineamientos’ dejan de tener determinada importancia para la democratización de la sociedad cubana; en alguna medida constituyen el reconocimiento tácito de la inviabilidad y el fracaso del sistema autoritario cubano. Por otra parte implican una modesta apertura a la economía de mercado, al posibilitar la propiedad privada de pequeñas empresas, de servicio fundamentalmente y, con la necesaria potenciación de los sistemas impositivos, de créditos bancarios y de venta mayorista. De igual modo, la posibilidad de la tenencia de tierra en usufructo por particulares abre un inédito rumbo a la producción agropecuaria del país y dibuja un nuevo actor independiente en los campos cubanos. Considerando que la política es el arte de lo posible, al menos se vislumbra una tendencia a los cambios y a las adecuaciones, elementos que conforman los contextos en transición.

En lo político no se puede ignorar que, independientemente de las causas y motivaciones, las autoridades cubanas, luego de un diálogo con nuestra Iglesia Católica en Cuba representada por su Eminencia el Cardenal Jaime Ortega Alamino y, con la ayuda del gobierno del Reino de España, implementaron una amnistía para todos los presos políticos y de conciencia que alcanzó a otras categorías de prisioneros, considerados políticos, que también fueron liberados. La mayoría de estos decidieron marcharse del país con sus familiares más allegados; otros, los menos, determinaron permanecer en Cuba.

En otro orden de asuntos, la llegada a la presidencia de los Estados Unidos del candidato del partido demócrata, creó la expectativa de una nueva interacción entre los gobiernos estadounidense y cubano. Luego de más de dos años de la administración Obama, temas raigales que marcan las diferencias entre ambos países continúan gélidos. El embargo norteamericano a Cuba, los cinco agentes cubanos prisioneros en los EE.UU., la normalización de los viajes en ambas direcciones de viajeros de las dos nacionalidades, la condena en Cuba del Sr. Alan Phillip Gross, ciudadano norteamericano acusado de “Actos contra la independencia o la integridad territorial del Estado” amén de otros, mantienen el status quo entre los dos gobiernos.

En otra dirección, la europea, tampoco se a producido un mejoramiento de las relaciones entre las autoridades cubanas y los veintisiete países miembros de la Unión, marcadas estas por la continuidad de la Posición Común, política para Cuba implementada durante la administración, el pasado siglo, del gobierno del ex presidente español José María Aznar.

Incuestionablemente que las autoridades cubanas pretenden, entre otros objetivos, continuar ganando tiempo, sin ceder ni un ápice el control político de la sociedad y el estado. No dan señales de estar interesadas en abrir espacios a las diferencias políticas e ideológicas y por tanto a la pluralidad democrática. Hasta el presente no han ratificado los Pactos de Derechos Humanos —Civiles y Políticos y Económicos, Sociales y Culturales— de las Naciones Unidas; ratificación que constituye una premisa fundacional en el camino hacia la democracia participativa, la justicia social y el bien común. Hasta tanto los derechos humanos, todos y para todos, no sean implementados, el Estado Nacional Democrático de Derecho continuará siendo, para nosotros los opositores independientes, el imprescindible objetivo principal. Y es desde el rescate del ciudadano como sujeto político activo, que la sociedad podrá contraponer a la uniformidad militar, la plural civilidad ciudadana. A estos propósitos dirigimos nuestro trabajo con la certeza de que el presente y el futuro están por reencontrarse para el pueblo cubano.

Les reiteramos nuestro fraternal saludo y deseos de éxitos,

firma

Rafael León Rodríguez
Coordinador General