Declaración

La Habana, 5 de Septiembre de 2008.

Durante el pasado sábado 30 de agosto un huracán de gran intensidad cruzó el archipiélago cubano por su extremo más occidental, golpeando descomunalmente a la Isla de la Juventud y luego a las provincias de Pinar del Río y La Habana. Gustav, con vientos sostenidos de 240 km/h y ráfagas que sobrepasaron los 340, produjo daños devastadores a su paso por estos territorios. Entre las afectaciones más significativas están las ocasionadas a las redes de transmisión eléctrica, de telecomunicaciones, a la infraestructura para la producción agrícola y cultivos, así como a decena de miles de viviendas.

Según las informaciones gubernamentales, gracias a la solidaridad nacional y al sistema de defensa civil no ha habido que lamentar pérdidas humanas.

Esta nueva tragedia ciclónica del pueblo cubano ha provocado diferentes manifestaciones de apoyo hacia los damnificados, tanto desde el interior del país como del exterior.

En una nota de prensa aparecida en la primera página del periódico Granma —órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba—, fechado el jueves 4 de septiembre, se destaca en el titular: Numerosas muestras de solidaridad y apoyo a Cuba.

A continuación hacen alusión a los diferentes mensajes solidarios y ofrecimientos de ayuda recibidos de cancilleres, autoridades de gobierno y embajadores entre los que destacan los de la Federación Rusa, la República Bolivariana de Venezuela, la República Popular China, Colombia, Bolivia, Argentina, España, Brasil, México, Guatemala, Islas Caimán, Perú, Santa Lucía y Timor Leste. En la nota se evidencia un espíritu de reconocimiento y gratitud. No hay referencias a ningún tipo de condicionamiento.

Ante esta situación de emergencia humanitaria por la que están atravesando miles de nuestros compatriotas, ahora mismo, la ayuda rápida y desinteresada es de vital importancia. Toda propuesta que agilice o promueva la solidaridad para con los damnificados es importante.

Nuestra organización apoya todas las iniciativas dirigidas a cumplimentar estos justos propósitos.

Lamentablemente, desde los Estados Unidos, las agencias de prensa informan de diferentes formulaciones que van en la dirección del despropósito de la solidaridad de ocasión. Se habla, por ejemplo, de: “levantar durante 2 meses las restricciones al embargo”. Otra propone que sea por 90 días. Se plantea condicionar a las autoridades cubanas a que agencias gubernamentales norteamericanas evalúen sobre el terreno los daños, o que instituciones internacionales humanitarias sean las depositarias de la ayuda a los necesitados. Toda una madeja, bien enredada, para justificar la inacción.

Pero, también está implícito en estas formulaciones el reconocimiento tácito de a quiénes afecta el llamado embargo. Si no, ¿por qué pedir suspenderlo provisionalmente ahora?

Confiemos en que las autoridades de nuestros vecinos cercanos no pierdan esta oportunidad que las fuerzas de la naturaleza les proporcionan para comenzar a enmendar la tamaña injusticia del bloqueo a Cuba y comiencen a dar pasos acertados en la dirección de desbloquear la justa solidaridad entre pueblos hermanos.

firma

Rafael León Rodríguez
Coordinador General