Mensaje al Seminario “Análisis de la Realidad Cubana” de la STC

La Habana, 29 de Marzo de 2007.

Solidaridad de Trabajadores Cubanos
Santo Domingo, República Dominicana

Compatriotas:

Reciban un fervoroso saludo desde nuestra casa común, Cuba, junto a los votos por el éxito del evento que nuevamente los convoca.

Pensar en un análisis sobre la situación actual de Cuba, en nuestra opinión, solo es posible si comenzamos por interiorizar ese sentimiento especial que envuelve hoy a la mayoría de la sociedad cubana y que es producto de la espera. Estar en espera… Este despropósito paralizante marcó un hito el 1º de agosto del pasado año cuando el presidente vitalicio y Comandante en Jefe, cedió provisionalmente el poder al vicepresidente —también vitalicio— y ministro de las Fuerzas Armadas.

Ambos, records históricos internacionales de permanencia en sus respectivos cargos.

Pero este hecho que, de alguna manera, anunciaba un cambio en la dirección del país luego de casi medio siglo quedó solo en eso, en el anuncio, puesto que realmente nada cambió. Y la espera aún continúa.

¿Será que todo marcha bien y no hace falta descubrir nuevos rumbos?

Bueno, hay evidencias que indican lo contrario. Solo hay que buscar sus referencias en los órganos de prensa y propaganda del propio gobierno cubano: corrupción, improductividad, desorganización, carencias materiales e incapacidad de solucionar los principales temas económicos de la producción y los servicios. Problemática que mantiene extenuada a la sociedad y cada vez más cercana a los límites del agotamiento.

Basta con el ejemplo de la imposibilidad de implantar el nombrado Plan de Perfeccionamiento Empresarial en todas las empresas civiles, esfuerzo que comenzó hace casi 10 años y que ha tropezado, fundamentalmente, con serias dificultades con la contabilidad y los controles económicos creíbles en la actividad de dirección empresarial.

También en este ámbito, los trabajadores asalariados, que más allá de las cacareadas gratuidades —léase educación y salud— y de recibir algunas cantidades de productos normados de la canasta familiar con precios subvencionados mensualmente, no solucionan sus necesidades básicas con el salario que devengan como fruto del trabajo. Salarios deprimidos que son realmente simbólicos y cuya media oscila alrededor de un dólar diario, para un mercado interno liberado y dolarizado, con precios del primer mundo.

Pues bien, las autoridades han decidido rescatar la disciplina y la productividad del trabajo partiendo de nuevas medidas de control y coerción, las que serán implementadas a partir del 1 de abril próximo. Esta nueva legislación es conocida como las resoluciones 187 y 188 sobre disciplina laboral y trata de resolver estos serios problemas existentes en la producción y los servicios fundamentalmente con la aplicación de medidas de mayor control. Un atropello más a la clase trabajadora cubana. Lo que realmente necesitan la economía interna y el mundo del trabajo es una nueva y real valoración del salario, partiendo, en primer lugar, de una reforma monetaria que determine una sola moneda nacional para el pago de todas las obligaciones de la economía cubana.

Pero, más que eso, lo que todos sabemos —incluyendo a las autoridades—, es la necesidad de transitar hacia nuevas formas de propiedad en lo económico y hacia un nuevo estado de derecho en lo político.

Cuba tenía que reafirmar su independencia y soberanía y eso fue la Revolución cubana en su génesis. Ahora se necesita volver a los cauces de la democracia, las libertades y los derechos.

Es imprescindible refundar la República Nueva y esto lo sabemos todos. La nación cubana no nació con la revolución y sí continuará después de ella.

El asunto es que este es ya un proyecto agotado, pero sostenido por las mismas fuerzas foráneas que pretenden destruirlo.

La otra interrogante que deberíamos plantearnos nosotros, todos los cubanos: ¿tenemos derecho a seguir esperando o tenemos el deber de compulsar los cambios pacíficos tanto de las rígidas estructuras del interior del país, como de las políticas erradas que comenzaron el 3 de febrero de 1962 con la proclama 3447 que inició el bloqueo institucional de Estados Unidos a Cuba?

He ahí otro de nuestros desafíos.

Los invitamos a la reflexión y les deseamos éxitos tanto personales como institucionales.

A nombre de los miembros del Proyecto Demócrata Cubano,

firma

Rafael León Rodríguez
Coordinador General