Apuntes Para un Taller

La Habana, 13 de Diciembre de 2003.

Ante todo un saludo solidario para los participantes en el taller del Partido Demócrata Cristiano con nuestros votos por el éxito de sus resultados.

Repasando el tema principal de la agenda, que asumimos como la transición en Cuba después de los acontecimientos de marzo y abril pasados, queremos compartir con ustedes algunas reflexiones críticas, no sobre el actuar del régimen cubano, del que ya harto conocemos, sino sobre nuestras propias conductas desde la óptica del Proyecto Demócrata Cubano.

Tenemos la opinión - que sabemos compartida por compatriotas de otras organizaciones -, que el evento socio-político más importante del año que a la sazón está finalizando fue el embate represivo de esos meses de marzo y abril con su secuela de encarcelaciones, ejecuciones y campañas de descrédito contra la oposición pacífica y el periodismo alternativo.

Sin pretender hacer un análisis detallado del fenómeno causa-efecto del "marzazo" (por llamarlo de una manera típicamente costumbrista) sí podemos señalar algunos elementos que saltan a la vista y que, dada su importancia, merecen ser reflexionados por lo que nos pueden aportar como experiencias siempre perfectibles.

En primer lugar, se corroboró que en política confundir y extrapolar escenarios diferentes es realmente peligroso. El contencioso tema cubano es, definitivamente, una singularidad y, lamentablemente, no todos los actores que en él inciden han incorporado este elemento como un factor fundamental. Pretender que existe un paralelismo entre los acontecimientos de la llamada Primavera de Praga y los sucesos de marzo en La Habana no nos parece apropiado. No somos europeos ni continentales, somos isleños y, en todo caso, en nuestro archipiélago tropical hay solo dos estaciones reconocibles: verano e invierno. Por otro lado, establecer semejanzas entre la transición española y la cubana tampoco parece tener mucha lógica, por sólo citar dos ejemplos de entre los más esgrimidos.

El otro punto cardinal lo constituye la referencia. En Cuba, las características históricas y geopolíticas de nuestro contexto nos obligan a una transparencia cristalina que nos legitime en el obligado tema de la soberanía nacional. En esto no debe haber errores ni equívocos. Quiénes no actúen consecuentemente y con independencia manifiesta, difícilmente lograrán constituirse como una referencia positiva en la promoción de los cambios y la renovación no violenta hacia la democracia.

Hay, en otro orden de cosas, un asunto que tiene que ver con nuestra conducta democrática tanto dentro como fuera del país, y sobre el que tenemos que concluir que no sólo es el gobierno cubano quien carece de un comportamiento democrático. La ausencia de cultura democrática es prácticamente consustancial a nuestra naturaleza e identidades. Somos demócratas y actuamos en consecuencia - generalmente - sólo en la medida en que los demás están de acuerdo con nosotros. Con el diferente, indiferencia en el mejor de los casos, insolidaridad e irrespeto como regla común. Y no se puede predicar lo que no se practica si se pretende ser auténtico.

Un estimado hermano del exilio nos escribía recientemente: "¡Qué difícil nos resulta a la mayoría de los cubanos ser tolerantes con las opiniones ajenas…! Definitivamente, no hay cultura democrática incrustada en nuestros genes. Somos muy demócratas con casi todos los que coincidan ciento por ciento con nosotros… La democracia tiene que comenzar con grandes cambios dentro de nosotros mismos, tiene que florecer en el interior de todos y cada uno de los cubanos y cubanas. No habrá democracia si no nos democratizamos al interior de nuestros corazones primero".

Por lo que debemos concluir que la democracia es, también, un estado de conciencia.

Visiones y propósitos a corto y mediano plazos del Proyecto Demócrata Cubano.

En cuanto a la renovación, continuamos defendiendo la tesis de que nuestro país se encuentra en un contexto en transición y todos estos altibajos no son más que el resultado de las tensiones producidas entre los factores que se oponen al cambio y los que lo promueven.

En esta transición, incuestionablemente la oposición política interna, legítima e independiente será, entre otras, referencia obligada y génesis de la sociedad política plural y, alternativa de gobernabilidad en el futuro de la nación.

Nuestra organización, que continúa privilegiando la política-proceso ante la política-acontecimiento para esta transición, se ha propuesto como temas principales de sus acciones inmediatas, además de las programáticas, las siguientes prioridades:

  1. Solicitar a las autoridades cubanas una amnistía para todos los presos de conciencia y la revisión de las causas de todos los presos políticos. También demandar el mejoramiento de las condiciones de vida en las prisiones y que los penados reciban una ubicación adecuada en establecimientos penitenciarios cercanos al lugar de residencia de sus familiares.
  2. Promover el debate sobre los derechos y deberes de los ciudadanos con el fin de elevar la cultura democrática y de derechos humanos al interior de Cuba. En esta dirección, apoyar la Carta de Derechos y Deberes Fundamentales de los Cubanos y promocionar la institución del día 16 de septiembre como Día del Respeto a la Diferencia. Asimismo, instar a las autoridades cubanas a crear una Comisión Permanente sobre Derechos y Deberes Ciudadanos en la Asamblea Nacional del Poder Popular y abolir, definitivamente, la pena de muerte.
  3. Potenciar la esperanza ciudadana e insistir en la vialidad de la renovación pacífica de la sociedad y la transición hacia la modernización, la democracia, el estado de derecho y el bien común sin detrimento de la soberanía nacional, y sin perder las ventajas alcanzadas en las esferas de la educación, la salud y la seguridad social.
  4. En cuanto a la actividad de socialización de nuestros empeños, intentamos retomar la publicación de Renovación, órgano del Proyecto Demócrata Cubano, desarrollar, en la medida de nuestras posibilidades y capacidades, el proyecto del Centro Socio-Cultural de la organización con vistas a difundir los valores democristianos y, continuar trabajando por constituirnos en una opción referencial de gobernabilidad en el futuro tejido plural de la sociedad democrática cubana.
  5. Trabajar para acercar a diferentes organizaciones de matriz socialcristiana de dentro de Cuba, alrededor de presupuestos éticos comunes que nos identifiquen en un Consejo Democristiano.
  6. Empeñarnos en crear un clima de trabajo positivo y de recíproco entendimiento mediante el diálogo, basado en el respeto a la diversidad, con las organizaciones del exilio que compartan nuestros principios e intereses fundamentales independientemente, incluso, del color ideológico que los caracterice, con la determinación firme y perseverante de contribuir al bien de todos, enfrentando los posibles conflictos y desacuerdos con la esperanza y la fe por la Gracia en el futuro de Cuba.

Por el Proyecto Demócrata Cubano,

firma

Rafael León Rodríguez
Coordinador General