Mensaje a la XIII Asamblea General de la Internacional Demócrata Cristiana (IDC)

La Habana, 9 de Octubre de 2000.

Los miembros del Proyecto Demócrata Cubano, organización opositora pacifica, deseamos saludar a los participantes a la Asamblea General de la Internacional Demócrata Cristiana.

Actualmente para muchos, Cuba es un país anclado en su historia, encerrado en sí mismo y enajenado por la repetición sistemática de un discurso arcaico e inoperante. Por estas razones, esperan a que el tiempo y las miserias resuelvan el llamado problema cubano. Otros apuestan a las presiones económicas, al aislamiento y a la confrontación. Para algunos, Cuba ha cambiado en la última década menos de lo que quisieran y, para otros, más de lo que toleran.

Para nosotros, que dentro de Cuba trabajamos por la renovación de nuestra sociedad, por la creación de una cultura democrática desde la diversidad y por la transición pacífica hacia la democracia, la nación ya se encuentra en un contexto en transición.

Los cambios que han ocurrido - o están ocurriendo - en el mundo contemporáneo - tanto en lo político como en lo económico, social y tecnológico - han obligado a las autoridades cubanas a romper la inercia del inmovilismo, independientemente de su falta de voluntad política.

La apertura al turismo y a la inversión extranjera, la dolarización de la economía, la autogestión empresarial y determinadas libertades al trabajo privado individual, a la cultura y al movimiento migratorio, son pruebas de ello.

Sin embargo, en cuanto a las libertades políticas y el respeto a los derechos humanos, la evolución es mucho más lenta. A pesar de esto, en los últimos años hemos observado cierta tolerancia hacia las organizaciones opositoras moderadas, no así hacia aquellas que promueven la desobediencia civil. ¿Por qué esta diferencia? Pensamos que el gobierno también se encuentra atrapado en la cultura del miedo que él mismo cultivó. Y no tenemos dudas de que ese temor es legítimo. Producto de él, la sociedad cubana, que añora los cambios democráticos, no los demanda expresamente. Esta situación se complejiza por la inexistencia de una sociedad civil estructurada y por el control total del Estado en todas las actividades del país.

Basados en estas breves consideraciones y, precisamente desde la sociedad civil, es que nuestra organización promueve la necesidad de una Nueva Política hacia Cuba y desde Cuba fundada en la solidaridad, la confianza, el respeto y el diálogo crítico-constructivo.

Estamos convencidos de que las aspiraciones de bienestar, progreso y libertad, sólo se desarrollan con la oportunidad de satisfacerlas; por lo que favorecemos la eliminación de las políticas de aislamiento, embargo económico y confrontación.

Estamos a favor de que se creen puentes de todo tipo que promuevan la inserción de Cuba en el concierto de naciones libres y democráticas y de que todos los países, sin excepción, mantengan relaciones normales y respetuosas con el nuestro.

En la actualidad, el PDC trabaja - junto a otras organizaciones opositoras pacíficas de corte liberal y socialdemócrata, concertadas en la Mesa de Reflexión de la Oposición Moderada al interior de Cuba y con la Mesa de Reflexión en el exterior - para promover una transición pactada hacia la democracia. Para esta praxis, consensuamos una Plataforma Común el año pasado, la cual entregamos al Presidente del Consejo de Estado y a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

La comunidad internacional, los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, los parlamentos, las internacionales políticas y los hombres de buena voluntad, pueden jugar un rol protagónico en la promoción de nuestras propuestas. Es en esta dirección, que nos dirigimos a la Internacional Demócrata Cristiana, recabando su apoyo y solidaridad.

Hacemos votos por el éxito del evento que los convoca y por la justeza de sus fines.

Respetuosamente,

firma

Rafael León Rodríguez
Coordinador General