Mensaje Desde Cuba al V Comite Directivo de la ODCA

La Habana, 25 de Mayo de 1999.

En los finales del siglo más convulso de la historia moderna, luego de sufrir ya 40 años de oficio de la irónicamente llamada dictadura del proletariado, Cuba se debate entre las fuerzas que tratan de promover cambios hacia la democracia y las que se afanan por conservar el poder.

A partir del fracaso del socialismo real en el mundo y de todos los intentos por superarlo en nuestra patria, junto a la ausencia de un programa perspectivo de desarrollo sostenible económico, político y social, el camino de la transición se abrió para Cuba.

Este proceso irreversible, que ya comenzó, aunque con gran timidez - teniendo en cuenta los factores internos y externos que se le oponen -, se viene desarrollando con marcados avances y retrocesos.

Una prueba fehaciente de esta situación se puede ejemplificar con los recientes acontecimientos acaecidos en los primeros meses del presente año; la aprobación de la draconiana "Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba" por la Asamblea Nacional, los juicios y condenas de 4 opositores pacíficos por el sólo hecho de expresar sus opiniones políticas y las detenciones de más de 150 disidentes el día 1 de marzo para evitar muestras de apoyo solidario ante los tribunales que los juzgaban.

Todo esto al año de la visita del Santo Padre Juan Pablo II, que marcó un antes y un después en la historia de nuestra patria.

Pero esta visita fue algo más que un hecho religioso pastoral, fue el reencuentro de un pueblo consigo mismo, con sus raíces y su cultura que, desbordando todas las expectativas, nos dejó un proyecto de vida para renovarnos y renovar la sociedad, el cual está presente y madurando sus frutos.

Nosotros, socialcristianos que hemos privilegiado los cambios graduales hacia la democracia participativa, la justicia social y el pluralismo político, creemos firmemente que las organizaciones democratacristianas de América deben ejercer su solidaridad hacia el pueblo cubano apoyando todas las vías de integración de nuestro país, fundamentalmente en el contexto de la Comunidad de Naciones Latinoamericanas, promoviendo un diálogo crítico-constructivo con el gobierno cubano y exigiendo el cese de las políticas de aislamiento y embargo al pueblo de Cuba.

Fraternalmente,

firma

Rafael León Rodríguez
Coordinador General